Evangelio: Lucas 1,67-79
"Nos visitará el sol que nace de lo alto"
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu
Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque
ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de
salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde
antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando
la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante
del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por
el camino de la paz."
Evangelio: Juan 1,1-18
"La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros"
En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a
Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a
Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada
de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de
los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
[Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía
como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos
vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra
era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la
conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la
recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano,
sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de
gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es
de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque
existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia
tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a
conocer.]
Compartes cosas muy bellas. Te he dajado un premio en mi blog.
ResponderBorrarFelices Fiestas!!
Gracias!Un abrazo!
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