La espera esta por terminar. Solo 2 días les dejo los 2 Evangelio para el 24 y el 25. Meditemos su palabra   como familia antes de ir a las Misas.
Evangelio: Lucas 1,67-79
"Nos visitará el sol que nace de lo alto"
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu 
Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque
 ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de 
salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde 
antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra 
de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando
 la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa 
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para 
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
 le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros 
días. 
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante 
del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, 
el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro 
Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que 
viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por 
el camino de la paz." 
Evangelio: Juan 1,1-18
"La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros"
En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a 
Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a 
Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada 
de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de
 los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
 [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía 
como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos 
vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra 
era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el 
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la 
conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la
 recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
 Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, 
sino de Dios. 
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos 
contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de 
gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es
 de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque 
existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia
 tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la 
verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás:
 Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a 
conocer.]